tresmezcales

Friday, March 19, 2010

Nostalgia


Nostalgia.- Dícese de un deseo sentimental fuerte por el pasado. Tener o mostrar sentimientos vagos de tristeza, típicamente por un periodo o lugar con asociaciones personales de felicidad.
Que rara es la nostalgia no?
Me pregunto si es posible tener nostalgia por cosas que aún no han pasado. Últimamente me pasa, que me imagino como van a ser las cosas en un futuro y nunca se me viene a la mente las cosas buenas que me pudieran llegar a pasar. Casi siempre que me lo imagino me pongo triste o nostálgico… me imagino como va a ser la vida. La vida. Mi vida. Luego me da pena cuando me acuerdo de lo bonitas que iban a ser, porque iban a ser preciosas, y luego cuando lo pienso y veo alrededor, me da nostalgia… porque iban a ser tan bonitas. Cuando me doy cuenta que aun no han pasado y que a lo mejor no pasan nunca, me pongo súper triste. (Calle, Princesas de Fernando León Aranoa, 2005).
Yo me pongo triste porque voy a envejecer. Porque siguiendo con la tradición familiar, más tarde que temprano voy a perder algunos dientes. O todos. Y voy a usar una prótesis dental que alguna vez se me caerá como a Raphael en Viña del Mar. Me pongo triste al saber que mamá se irá de este mundo preocupándose por nosotros, por mí, que no doy palo al agua, por sus seres queridos que deja aquí, en este mundo lleno de neoliberalismo de mierda. Me pongo triste por que mi papá se irá también, sin recordarme porque se ha olvidado de todo y de todos. Me pongo triste al saber que mis padres irán poco a poco mermándose, encorvándose, alentándose, perdiendo dientes y facultades y ver como se convierten en niños de nuevo, en bebés que necesitan cuidados especiales. Como un juguete al cual se le están acabando las pilas. Como el radio de pilas viejas que deja de sonar poco a poco hasta que ya no funciona más, que ya no se oye más. Me pongo triste al imaginarme que mis hermanas pasarán por lo mismo, que un día vamos a tener que despedirnos como lo hizo mi mamá con su hermana el año pasado, en su lecho de muerte diciéndole -aquí estoy Oliva, ya llegué…- oyendo un ruido salir de su boca abierta, proveniente de su pecho, proveniente desde muy dentro del pecho, un ruido que pareciera el de una gran montaña quebrándose por dentro, muy dentro, desde dentro. Me pongo triste al saber que no podré hacer nada para evitarlo, que más tarde que temprano pasará. Que mi mejor amigo morirá de un cáncer de esos raros que las comodidades del mundo moderno y neoliberado también nos a traído de a gratis y sin siquiera pedirlo. Sin siquiera pensarlo. Me pongo triste al saber que a mis amigos del alma les pasará lo mismo, que un día llegará el día en que me tenga que despedir de todos, inclusive de ti. Que tendré más amigos muertos en la batalla. Bajas en el campo de batalla del día a día. Me pongo triste porque no voy a poder hacer con mi vida todo lo que hubiera querido hacer, porque de seguro que me da un algo que acorte mi vida de manera abrupta, un cáncer de esos chungos o una enfermedad contemporánea e incurable. O una pistola, una navaja, un cabrón fuera de control… la verdad es que no me da miedo de nada dejar este mundo, lo que verdaderamente me paraliza es el saber o imaginarme cómo y bajo que condiciones lo voy a hacer. Me da una enorme tristeza que no tendremos el suficiente dinero como para recibir un servicio medico digno y de calidad. Me da miedo la ausencia de los demás… las ausencias que no se llenan con nada, ni con todo el agua del mar. Los vacíos que de seguro dejarás cuando te marches y que por más ganas que tenga de verte y de tocarte, de escucharte y de tenerte cerca, no habrá nada que hacer ni a quien recurrir, sólo la espera de que a mi me toque pronto. Cuídense mucho y muéranse rápido. Me da miedo que nuestros hijos peleen a muerte por el último vaso de agua de este planeta que nos hemos encargado de mandarlo a la mierda en un suspiro.
Yo en realidad no creo mucho en dios, ni soy muy religiosa ni nada. Mi madre sí lo es, yo no. Lo único que sí he pensado y creo que, bueno, que lo peor no sería que no hubiera nada después de la muerte. Lo peor sería que hubiera otra vida, que fuera como ésta.
Sentir nostalgia no es malo eso es que te han pasado cosas buenas y las hechas de menos.
(Calle, Princesas, 2005)