tresmezcales

Wednesday, June 27, 2007

el karaoke...



Después de 16 años de haber salido de la secundaria mis excompañeros y yo nos hemos reunido en el Barrabas, un Karaoke ubicado en la caliente y Hermosa ciudad de Chihuahua… un lugar (como muchas otros) tan alejado de la mano de dios y de la razón…
Fuimos solamente 10 personas, y creo que estaríamos cerca de completar la tonelada de peso y los 30 años de edad en promedio…
Muchos kilos demás, calvas incipientes, looks que podrían ser llevados por la mayor de mis hermanas; hijos que mantener, pañales por cambiar, bocas que alimentar, colegiaturas que pagar, maridos y esposas que soportar…
Desde siempre me sentí como la pieza de un rompecabezas que se había equivocado de caja, no encajaba… en cuanto tuve la oportunidad de irme de aquí, con el pretexto de estudiar Artes, porque según yo, era lo único que una persona con las limitaciones intelectuales como las mías podría hacer. Aun lo sigo creyendo.
Llegue a Guanajuato con muchas expectativas y muchas dudas, y después de unos años cruce el charco y viví en la ciudad de Valencia por un año. El año. EL AÑO. MI AÑO.
Regrese a Guanajuato, luego en un periodo dudoso de mi existencia juvenil, decidí ir a Playa del Carmen, donde me lo pase bien, pero la fiesta, nunca terminaba… y como sabia que debía hacer algo con la escuela, regrese a Guanajuato de nuevo, esta vez con un objetivo muy claro: titularme. Pensé que de algo serviría. Me titule en Artes Plásticas (dígame Licenciado, que mi trabajo me costo.) En ese lapso pase un sueño romántico que duro 6 meses en Oaxaca que con el pretexto de hacer mi tesis, se convirtió en el escenario de mi papel de estudiante pasante de artes y “musa” (que cosas, “muso” se oye de la chingada…feministas de mierda!) de un pintor gringo y cincuentón viviendo su “latin dream”. Luego de la titilación y de una abrupta salida forzada de la bonita y embriagante, casi narcotizante ciudad de Guanajuato decidí dar el siguiente paso: estar en una ciudad grande. Para entonces mi visa había expirado y la verdad, USA no estaba en mi lista de ciudades a “experimentar”. Bajo estas circunstancias decidí mudarme a la ciudad más grande y surrealista del planeta: Mexico DF. Donde llevo dos años y medio tratándome de buscar la vida, con éxito en lo celestial mas no en lo laboral, donde aun no encuentro un trabajo “serio”, (como lo dice mi mama y lo piensa mi papá) ya sabes, de esos donde te pagan cada quincena y te dan vales y prestaciones… yo quería un trabajo de medio tiempo, y así dedicar el otro tiempo en “mis cosas”. Si encontrar un trabajo en la delicada economía mexicana es difícil, encontrar uno de medio tiempo es casi imposible.
De repente me vi con 31 años y sin ninguna experiencia laboral comprobable… muy grande para doblar camisas 5 horas en Zara (según sus políticas), e inexperto para trabajos de “responsabilidad”.
No tengo un trabajo serio, tampoco un coche en que moverme (y que pagare en 5 años), ni una casa que pagare en 30 años (y que su vida útil será de 15, antes de que se cuartee o se caiga o me divorcie), no tengo un salario quincenal, no me dan vales de ningún tipo y mucho menos prestaciones sociales…
Pero bueno, tampoco tengo kilos demás (sigo teniendo la misma talla desde el Bachilleres), tengo todo el pelo en su lugar sin vistas a que se vaya a caer, tengo un look que correspondería a un skato de 20 (o a un europeo moderno de entre 20 y/o 45 años) no tengo hijos que mantener, ni pañales que cambiar, ni llantinas que me desquicien, no tengo bocas que alimentar, ni colegiaturas que pagar, ni un marido que soportar…
Y eso… eso no tiene precio.

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