y como decia Luis Mi: Deeeeefinete, no lo dudes más defíííínete...
En ésta cuasi obsesión de querer definirlo todo, de medirlo, de hacerlo válido; en cuanto más tangible sea, más verdadera y real la cosa se vuelve. Con éstas confusiones a priori , he decidido llamarle “El Novio” a quién me dijo que podríamos compartir éste blog.
Podría así también llamarlo “amigo”, pero vamos, yo no hago con (la mayoría) de mis amigos, lo que con él he hecho (y quisiera hacer), y con ésta chaqueta mental pienso que tengo el derecho de pensar que somos algo “más” que “amigos”.
Ahora, podríamos haberle llamado “amante”, pero no sé, ésta palabra siempre me ha parecido que tiene un toque elegante, no sé… tipo misterioso… y muy sexual; los amantes se juntan (por cuestiones de tiempos compartidos) sólo para coger y como lo hacen muy bien, sus parejas, que son casi todos hombres casados, (alguien ha oído alguna vez esa canción que dice: Ay! Por que el hombre casado sabe más bueno…será tú?) pues l@s tratan demasiado bien (el vivir con sentimiento de culpa te hace espléndido), ya sabes, esos detallitos del buen amante: cenas en restaurantes, margaritas en los bares, galletas de chocolate, posición social… y por último, y no por eso menos importante: bienes y materiales.
Visto lo anterior, creo que “amante” tampoco es.
“Marido” por Dios! Quién quiere tener un marido??? Y más peor aun: quién chingados quiere ser un espos@? Yo no.
“Una mujer de su casa y sus tareas”, definitivamente eso no es lo mío.
Podría ser “amigo con derecho”, “canco”, “ponedor” “picador” “nalguita” (aunque ésta definición me parece de un gracioso…) y un largo etcétera de palabras similares (o genéricas intercambiables) que por considerarlas de mal gusto, no me gustaría referirme con éstas a alguien a quien quiero (o creo que quiero o quiero creer que quiero… madre mía…) pero en cambio a un buen “amante”, le diría éstas y los más procaces adjetivos, para referirse a la persona con la cual sólo cogemos y que lo hace de (puta madre) la manera más animal que hemos conocido (y coincidido) y no como un “marido”al cual hemos visto todos los días durante diez años o más y que sea vuelto tan predecible como para saber “cuando toca”, está bien, no es tan malo (por lo menos hay sexo) Pim! Pam! Pum!, quince minutos de tu vida que pasaron como tres, ala!, se acabó, hemos cumplido, a dormir.
Ahora, si le digo “novio”, pues… en realidad nunca me la ha cantado… y como de repente le vienen a un@ ideas muy hetero (que horror!) pues un@ quiere que le traigan flores, le lleven gallo, le den un anillo y pidan su mano, la entreguen de blanco en el altar, tengamos un labrador que se llamará “Rocky” y tengamos muchos hijos y seamos felices para siempre jamás.
El último novio que tuve y digo novio de verdad (es diamante??? No!, es diamarido…) fue hace cinco años, y la verdad aunque suene muy mal o suene como sea, pues me hace ilusión (de verdad) tener un novio, no sé por qué… será que en el fondo de mi hay una novia vestida de blanco del brazo de su padre caminando (o queriendo caminar) hacia el altar??? Por favor, que pedorrez la mía… en cuanto la vea, la mato!
O podrá ser que en el fondo de mi (en otro fondo mío, que pienso que tengo varios) algo me está diciendo que tengo la edad esa, “peligrosa” o si lo prefieren decimos “chistis”, en que, irremediablemente (y de seguro por éstas pinches presiones sociales y cristianas y católicas que amablemente y sin avisar nos han hecho el favor de hacerlas presentes en nuestra vida y no se diga en la familiar) alguna vez he pensado (o lo he oído?) -… se te está pasando el tren…- Ay! nanita!!!
Con todo esto, pues obvio que tengas problemas con eso de no saber como llamarle a mi amigo-novio-amante-marido-nalguita, que me ha dicho que podríamos compartir éste blog.
Así como tampoco sé que poner en un blog.
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